Tras los juicios de Nuremberg, esta cárcel situada en el oeste de Berlín fue la escogida para que los líderes nazis condenados cumplieran sus penas. Se acordó que se control rotaría mensualmente entre americanos, británicos, franceses y soviéticos.
De los 24 líderes juzgados, 11 fueron condenados a muerte en la horca, 3 fueron absueltos (Hans Fritze, Von Papen y Schacht). El industrial alemán Gustav Krupp fue declarado incapaz de soportar un juicio (por su avanzada edad y senectud), y el líder de sindicato nazi Robert Ley se suicidó antes de ser juzgado.
Lo cual dejaba los siguientes condenados a prisión:
Albert Speer y Baldur von Schirach, ministro de armamento y líder de las Juventudes Hitlerianas respectivamente, fueron condenados 20 años de reclusión.
Karl Dönitz (el nombrado como sucesor de Hitler en los últimos coletazos del Reich) cumplió 10 años de prisión y Konstantin von Neurath (gobernador de Bohemia y Moravia) 15.
Walter Funk (Ministro de Economía), Rudolf Hess (Ayudante de Hitler) y Erich Raeder (Comandante en jefe de la Kriegsmarine) fueron penados con cadena perpetua. Aunque esta únicamente fue cumplida por Hess. Ya que Funk y Raeder fueron liberados por motivos de salud.
Tras la salida de la Spandau de Albert Speer y Baldur von Schirach en 1966. Rudolf Hess fue el único reo en la prisión durante los siguientes 20 años. Tras su muerte, la cárcel fue derruida por temor a que se convirtiera en un símbolo nazi.
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